Las sustancias nocivas son generadas por el propio material procesado, que permanece en suspensión en el aire en forma de micropartículas metálicas o derivados metálicos.
Estas micropartículas son ricas en níquel y cromo hexavalente y tienen un tamaño de 0,01 a 0,1 µm. Una vez inhaladas, estas micropartículas pueden entrar en los pulmones y, con el tiempo, en el torrente sanguíneo.
La tos, el esputo crónico, la bronquitis y el asma son los efectos más leves. Si los humos de soldadura se inhalan durante un periodo de tiempo prolongado y los óxidos de hierro se acumulan en los alvéolos de los pulmones, puede producirse una inflamación respiratoria severa, que puede provocar una neumonía grave. Estas acumulaciones sólo pueden detectarse mediante una radiografía de tórax.
Las partículas individuales de la soldadura y el marcado por láser se producen durante la combustión y se oxidan en contacto con el oxígeno, liberando sustancias gaseosas nocivas. Con algunas de estas sustancias, también hay que tener en cuenta el riesgo de incendio y explosión.
El resultado de la reclasificación es que cualquier exposición a los humos de soldadura debe controlarse adecuadamente, con el equipo correcto.
¿Cómo se extraen los humos durante la soldadura?
Las 4 etapas de filtración se componen de la siguiente manera:
- un filtro metálico con trampa de chispas
- un prefiltro ignífugo para evitar posibles encendidos
- un filtro principal F8 con una gran superficie de filtrado de 16 metros cuadrados
- una etapa final que varía según el uso, con la posibilidad de 12 kg de carbón activado o un filtro absoluto H13 con 34 metros cuadrados de superficie filtrante